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Electrocardiogramas en Salobreña

Electrocardiogramas en Salobreña

El electrocardiograma (EKG o ECG) es una prueba diagnóstica que evalúa el ritmo y la función cardiaca a través de un registro de la actividad eléctrica del corazón.

El corazón late porque se emiten señales eléctricas que nacen de la aurícula derecha (en una estructura llamada nodo sinusal) y se transmiten por unas vías específicas que se distribuyen por todo el corazón, dando lugar al latido cardiaco. Esta actividad eléctrica se puede recoger a través de unos electrodos que se pegan en la piel, concretamente en la parte anterior del pecho y en los brazos y piernas.

Los impulsos eléctricos se registran en forma de líneas o curvas en un papel milimetrado, las cuales traducen la contracción o relajación tanto de las aurículas como de los ventrículos. Este registro en papel es lo que se llama electrocardiograma.

¿Cuándo se hace un electrocardiograma?

Hay muchos problemas, tanto cardiacos como no cardiacos, que alteran las corrientes eléctricas del corazón y que se pueden diagnosticar con un electrocardiograma. Se suele solicitar un EKG en las siguientes situaciones:

En caso de dolor torácico u otros síntomas que sugieran una angina de pecho o un infarto de miocardio.

En caso de sospecha de arritmias cardiacas.

En el estudio de sospecha de otros problemas cardiacos como pericarditis (inflamación del pericardio, una membrana que rodea el corazón), miocarditis (inflamación del músculo cardiaco o miocardio), problemas de las válvulas cardiacas, insuficiencia cardiaca, etcétera.

En personas que llevan marcapasos, para evaluar el funcionamiento del dispositivo.

En algunas patologías pulmonares como en la embolia de pulmón, en la que un trombo, que se produce generalmente en las piernas, migra hasta el pulmón y obstruye un vaso sanguíneo. Esta patología puede tener un reflejo en el corazón y sospecharse con un electrocardiograma.

En trastornos de los iones como el potasio, el magnesio, el calcio, etcétera, pues su alteración también se refleja en un EKG.

Finalmente, se pide un electrocardiograma antes de una cirugía para evaluar la función del corazón.

Preparación para un electrocardiograma

Estas son las cuestiones que debes tener en cuenta a la hora de someterte a un electrocardiograma:

Duración: la prueba se realiza en unos dos o tres minutos. Lo que lleva más tiempo es colocar los electrodos en el pecho, en los tobillos y en las muñecas.

Ingreso: la prueba puede hacer de forma ambulatoria.
¿Es necesario ir acompañada?: no hace falta ir acompañado, aunque puede ser de ayuda si le hace sentirse más relajado.

Medicamentos: no es necesario tomar ningún medicamento previo. Puede tomar su medicación habitual.

Comida: no hace falta ir en ayunas.

Ropa: puede llevar la ropa que desee, aunque conviene algo que sea fácil de quitar pues le pedirá que deje al descubierto el pecho, los tobillos y las muñecas. Tampoco conviene llevar objetos metálicos (pendientes, pulseras, etcétera) pues le solicitarán que los retire durante la prueba.

Documentos: puede llevar los informes previos con información sobre su salud.

Contraindicaciones: no hay ninguna contraindicación para la realización de un electrocardiograma.

Embarazo y lactancia: no contraindican la realización de la prueba.

Otras consideraciones: es importante que le diga al médico la medicación que está tomando, pues algunos medicamentos pueden dar alteraciones en el EKG. Conviene no hacer ejercicio inmediatamente antes de la prueba y estar lo más relajado posible, pues cualquier movimiento puede alterar el registro.

¿Cómo se hace un electrocardiograma?

La prueba del electrocardiograma (EKG) es absolutamente indolora.

Para su realización la persona se tumba boca arriba en una cama o camilla. Si no tolera el estar tumbado del todo, le subirán el cabecero de la cama.

Le solicitarán que se desprenda de todos los objetos metálicos que lleve encima (reloj, pulseras, anillos, pendientes, monedas, cinturones…), ya que pueden alterar el registro.

El técnico le pondrá seis electrodos, como parches o pegatinas, en la parte anterior izquierda del pecho, un electrodo en cada tobillo y uno en cada muñeca. A veces en lugar de pegatinas se usan unas pequeñas ventosas. En caso de personas amputadas o personas que llevan una escayola, la pegatina se pone en la parte de la extremidad que lo permita, o en el tronco, lo más próximo posible a la extremidad. En ocasiones es necesario limpiar con alcohol, o incluso rasurar, la zona donde se ponen las pegatinas para facilitar la conducción a través de los electrodos.

Finalmente, se conectan unos cables a los electrodos y estos al aparato del EKG. La recogida del registro dura unos pocos segundos en los que hay que permanecer quieto y sin hablar, aunque se puede respirar con normalidad.

Muchas veces, cuando los pacientes están en observación o ingresados, y es necesario realizar varios electrocardiogramas el mismo día, puede que las pegatinas no se retiren y se utilicen las mismas en los EKG sucesivos. Esto ayuda a comparar los electrocardiogramas, pues han tomado el registro exactamente en los mismos puntos. Sin embargo, si se va a casa le retirarán las pegatinas inmediatamente tras la realización de la prueba o se las puede retirar usted sin problemas.

Complicaciones de un electrocardiograma

La prueba del electrocardiograma no tiene ningún tipo de complicación. No pasa corriente eléctrica por el cuerpo. Si hay que rasurar la piel puede notar alguna pequeña molestia. En raras ocasiones, las pegatinas pueden dar una pequeña irritación en la piel o puede notar alguna molestia al retirarlas. Se puede realizar una vida normal tras la prueba.

Resultados de un electrocardiograma

El electrocardiograma (EKG) se obtiene en muy pocos segundos. Sin embargo, la interpretación del registro requiere una formación específica y ha de ser realizado por algún cardiólogo, médico o personal sanitario entrenado. Por ello, se puede dar el resultado de la prueba algún día después de su realización.

Su médico le informará de los resultados del electrocardiograma y le indicará si precisa de nuevas revisiones o la realización de otros procedimientos. No todas las patología cardiacas se reflejan en un EKG.

En la interpretación del electrocardiograma, el especialista evalúa principalmente:

La frecuencia cardiaca, que en condiciones normales está entre 60 y 100 latidos por minuto.

El ritmo cardiaco, que cuando es normal se conoce como ritmo sinusal. Significa que el latido se ha originado con normalidad en el nodo sinusal y ha seguido las vías habituales por el corazón sin interrupciones ni arritmias.

El eje del corazón. Es decir, si el corazón está en su localización habitual con la punta hacia la izquierda. Algunas patologías pueden cambiar el eje del corazón hacia la derecha o rotarlo excesivamente hacia la izquierda.

Hipertrofias o crecimientos de las aurículas o de los ventrículos.

Signos de falta de riego en el corazón (isquemia) que producen cambios característicos en algunas partes del trazado del EKG.