23 Ago Control de peso en el embarazo: ventajas de contar con la ayuda de una nutricionista
El peso es una de las cuestiones que más preocupan a las embarazadas, tanto por los estereotipos de belleza actuales como por la repercusión que puede tener en la salud del bebé. Numerosos estudios médicos han demostrado que un incremento exagerado de peso en el embarazo puede, además de hacerlo todo mucho más incómodo, desencadenar el riesgo de sufrir enfermedades, como la preeclampsia o la diabetes gestacional que, como consecuencia, originarían problemas para el bebé y podrían complicar el parto. Del mismo modo, si la mamá no aumenta el peso suficiente durante el periodo de gestación, también sería peligroso porque, existiría la posibilidad de que el bebé naciera bajo de peso y con una menor resistencia a trastornos y enfermedades en su primer año de vida.
Comer por dos no significa comer el doble
Los hábitos de alimentación de una embarazada no tendrían por qué ser muy distintos a los recomendados en cualquier otra etapa de nuestras vidas. Pero si es verdad, que debemos evitar ciertos alimentos perjudiciales para el desarrollo del bebé y asegurar nutrientes que ayuden a disminuir problemas comunes en el embarazo como, por ejemplo, el estreñimiento.
La clave está en llevar una dieta sana y equilibrada, sin caer en el error de comer todo lo que quieras. Los antojos no son una excusa para dar rienda suelta a tu alimentación: si actúas de esta forma, los excesos te pasarán factura y te costará más recuperar la línea después del parto. Por el contrario, también hay mamás que se obsesionan con el aumento de peso y terminan comiendo menos de lo que deben. Algo muy perjudicial para el feto, ya que el organismo puede generar cuerpos cetónicos que afectarán al sistema nervioso del bebé.
¿Por qué contar con el asesoramiento personalizado de una nutricionista durante tu embarazo?
El peso que se gana en el embarazo cambia según cada mujer, ya que no todas tienen los mismos hábitos alimenticios ni el mismo metabolismo. Precisamente por eso, en Farmacia Alaminos Arellano, tu farmacia de confianza en Salobreña (Granada) contamos con una nutricionista que ofrece asesoramiento personalizado a futuras mamás.
La primera toma de contacto entre la nutricionista y la futura mamá servirá para romper el hielo, comenzar a conocerse, comprobar el estado de salud de la embarazada y descubrir sus gustos y rutinas. A partir de ahí, la especialista en nutrición, desvelará a su paciente las claves alimenticias más adecuadas para su estado y situación personal y además, la enseñará a saber seleccionar su lista de la compra y a conocer las propiedades de los alimentos. Algo imprecindible para mantener un cuerpo sano y un peso saludable.
6 cosas básicas que la futura mamá aprenderá de la nutricionista:
- Lo importante no es estar a dieta, sino saber comer.
- Descifrar las tablas nutricionales que aparecen en los empaquetados de los alimentos.
- Hay que dedicar tiempo a hacer la compra en el supermercado, prestando atención a los componentes y las tablas nutriconales.
- Combinar alimentos para sacarles el máximo partido.
- Planificar los menús semanales, para comer mejor y hacernos la vida mucho más fácil.
- Endulzar la vida prescindiendo de azúcares que tomamos sin ser conscientes de ello.
10 pautas de alimentación para embarazadas:
Lo ideal no es limitar lo que se come, porque no es el momento de hacerlo, sino elegir bien lo que se come:
- Lo que más: alimentos de origen vegetal (frutas y verduras)
- Beber mucha agua.
- Comer 6 veces al día.
- Tomar fibra para reducir el índice glucémico.
- Masticar lentamente.
- No pasarnos con las carnes rojas (máximo tres veces a la semana), siendo más recomendables las blancas.
- Tomar lácteos desnatados, aceite de oliva, legumbres, comer alimentos integrales, como pan, cereales y arroz, en vez de harinas más refinadas
- Dejar (o reducir mucho) los alimentos que menos necesitamos, que son los que más anuncian en la tele y en las revistas.
- Memorizar (o consultar a menudo) la lista de alimentos prohibidos durante el embarazo.
- Hacer un buen desayuno: A ser posible, una buena taza de leche o un yogur, una ración normal de cereales (40 gramos) o de otras fuentes de carbohidratos (pan, tostadas, galletas…), una ración de fruta de temporada, dos o tres semillas (nueces; almendras; avellanas…) y un zumo o un gran vaso de agua.